El duende de las alas más hermosas
Que vuela por el bosque perfumado,
Que juega con las hadas encantado
Y enamora a los niños con sus cosas.
Se mueve entre las brisas y las rosas
Y hace feliz a todos entregado.
Una ilusión y un verso a cada lado
Acompañan sus horas luminosas.
Y cuando muere el día dulcemente
Él se hace tenue luz en la espesura
Y susurra en el viento suave canto.
Y así nacen los sueños tras la frente
Y el alma llena de una ilusión pura
Se acoge al dulce abrigo de su encanto.
Fernando Álvarez Balbuena
Avilés, Febrero de 20l3.